Me muero de sueño. no tengo ganas de pensar en nada más que en echar la gueba, recibir llamadas de felicitación y pensar en mi fiesta.
El prefestejoAyer mis papás organizaron una finísima comida. San Angel Inn. Salón privado. Brindis en el jardín. Mis familiares más cercanos, mis amigos más cercanos. Se volaron la barda. Sobretodo mi mamá. Durante ocho meses preparó una presentación para conmemorar los 30. Y sé que muchos hacen un powerpoint en 30 minutos pero lo que sigfnifica que mi mamá haya tomado clases, haya aprendido a escanear, a armar el guión, buscar las fotos, escribir los textos, diseñar y ponerle música fue un gran reto. Porque mi mamá, como quizá la mamá de la mayoría de ustedes lectores, también comparta la brecha generacional tecnológica, pero mi mamá, además ha sobrevivido tres embolias y aún así sigue siendo una persona chingona , independiente y con ganas de hacer muchas cosas. Es la persona con más guebos que he conocido. A ver quién después de quedar con todo un lado del cuerpo sin sensibilidad, de tener que empezar a aprender a hablar y a escribir desde cero tiene la fuerza de no echarse para abajo. De ahí viene la emoción de que mi mamá me haya hecho semejante regalo. Muchos de los que estuvimos ahí lloramos, ¡Uff! Y lo cuento y se me hacen los ojos de chapoteadero.
El chascoLa presentación me la regaló mi mamá en una caja muy elegante de pewter de Dupuis. Adentro estaba otra caja que contenía un estuche como para guardar una gargantilla. Cuando la abrí exlamé: "Wow. ¡una gargantilla!". Cuando llegamos a casa de mi mamá después de la comida descubrimos que ya no estaba el disco ni el estuche de la "gargantilla". Desapareció.
Seguro los ladrones pensaron que se llevaban las joyas de la familia Urrutia... Bueno, aunque sí hay unas fotos en donde salgo mostrando "las joyas de la familia".
Licuado de emocionesYa nos íbamos de casa de mi mamá y P. me dice. "Bueno, ahora sí es oficialmente tu cumpleaños. Ya pasó tu último día de los 20s." Y nos subimos al coche, me despedí de R, llevé a P a su casa, llegué al depto con la sala que D. amablemente me regaló, me puse mi pijama recién planchada (porque Doña Rosa así lo acostumbra), aseo antes de dormir, me meto a la cama con la laptop, empeizo a escribir y se desató, como los levees de Nueva Orleans, un inconsolable llanto que hasta este momento tienen réplicas. Lloré, como con mi
Epifanía, por ver terminar un momento en la cronología de mi vida. El día estuvo increíble pero te vas dando cuenta de la gente que te quiere, que fue, estuvo ahi, la pasamos bien. De ver cómo mis papás me quieren, de aceptar que tengo una vida increíble, que ojalá siga así hasta que me muera, que siga siendo tan afortunada de estar rodeada de gente tan chingona, que además me aprecia. Pero en cualquier momento lloro. Así que hoy no ha sido un cumpleaños en el que me sienta guapa por los ojos hinchados que traigo.
PastelTendré dos. Uno muy rico que me festejaron en la oficina. Casi lloro. Me cantaron y platicamos un poco entre la nuerosis laboral. Qué ganas todo el día de haberme quedando echando la gueba en casa. Todo el día tranquilo y ya a la víspera de salir de trabajar, todos quieren reunirse. Aish. ¿por qué no puedo madurar, no quejarme de tener que trabajar y asumir mi responsabilidad?
UPDATE:
1. ¡Apareció la caja con la presentación! En el coche de Lalo. Vaya peda que traíamos...
2. Ja, mis papás leyeron esto. Qué chido.