El CEASA es la Central de Abasto y una constante tentación para el tragón común. Un lugar para hacer las compra, comer, oler y admirar.
Ahí conocí frutas que nunca había visto, comí una de las salsas más deliciosas que he probado* y olí una orquídea con aroma a chocolate. ¡Así, cómo no ser comeflores!
¡Verdad! "Un regalo de Dios", dijo la vendedora de la orquídea. No sé si Dios tal cuál, pero es cierto que la naturaleza crea las cosas más increíbles e inimaginables.
Dicen por ahí, que Dios es brasileño. No soy teóloga, pero sí podrían empezar a convencerme por ahí...
*No hay fotos porque no sabía que se necesitaba permiso y tuve que guardar la cámara. Mierdamierdamierda!
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