Orden desordenado

Estaba a punto de terminar de acomodar mi nueva casa, mis closets y ciento un cosas que no sabes cómo y dónde acomodar, me pregunté: ¿Exactamente en qué categoría esta bolsita o aquella cosita va? Y la respuesta es incómodamente simple: en “chingaderitas”. Y en lo que les encuentras lugar se pueden quedar volando hasta que desesperadamente termina todo metido en una caja, bolsa o en el bote de basura. Luego hay cosas en el departamento que los inquilinos anteriores dejaron. Pensé que las habían dejado acá porque les había dado gueba bajarlas a la basura, ya el que viniera las sacaría… Era una caja con latitas de pintura, unos rollos de papel para envolver con motivos navideños, un mecate, una extensión, un banquito plegable y un cubito negro de plástico con un ventiladorcito y enchufe. Era un kit digno para adivinanza. Y hasta hoy, dos semanas después de tener el departamento, me voy dando cuenta del enigma detrás de cada objeto. ¿es basura? ¿se quedaron en este departamento porque no servían en el otro? ¿me serán de utilidad?

(hasta ahora veo que acá quedaría bien ilustrar con los objetos encontrados)

Las latitas de pintura fueron de retoques …inservible para el nuevo departamento; aun faltaba para Navidad y seguro fueron los rollos que se compraron para el regalo de último momento; la extensión es básica porque sólo hay un enchufe por cuarto y cada como uno es de aprox. 5m x 3.5 m… Luego, anoche fuimos al súper y ví que el cubo de plástico es un “control de plagas” y ¡por favor, Creador de Todo, si es que existes¡ ¡Qué nunca lo tenga que usar porque les tengo fobia, literalmente, a las putas cucarachas! Quizá cuando descubra que mi casa está infestada de esos repugnantes insectos-a los que nunca he podido matar porque son más fuertes que yo- me venga muy a la mano el mecate como una salida de emergencia. El banquito plegable es una práctica herramienta para poder tener acceso a las repisas más altas en el closet porque el departamento tiene techos muy altos. Y sólo después de vislumbrar esto, entendí por qué alguien tendría una sillita horrible, de metal negro con cojín y respaldo de cuerhule rojo. Al final fue muy cómica la escena de yo estar tratando de volver a cerrarlo. (Como prueba de inteligencia a un chimpancé). En fin, ya había terminado de guardar todas las chiganderitas y observaba que todo estaba recién acomodado y con un orden ridículo pero justiciero. Veo todas las camisetas dobladas, apiladas…lo único que me faltó y no lo hice para no ser TAN clavada fue el acomodar por colores, sólo lo hice en categorías básicas como: camisetas manga larga y camisetas manga corta, sudaderas-ropa deportiva y sweaters. Los colores de la ropa iban, de alguna forma, aleatoria. Ningún orden en particular, más que con la única política de que las cercanías de color fueran visualmente armónicas. Y pues los zapatos no tienen lugar pero están haciendo filita pegados a la pared, esperando tener su lugar en algunos de los dos armarios. Luego los libros… Como estaban ordenados en el librero anterior así llegaron a las cajas y salieron en bloques hacia el nuevo librero agrupados en diferentes repisas. Los libros están ordenados por tamaños para que cubrieran el máximo espacio vertical posible para que horizontalmente cupieran más libros pero conservando cierta estética. Todo en grupos bien acomodaditos. Y ver tanto orden estético, me da tanta paz que tuve que tomarle la foto. El orden me da paz. Chale… eso tendrá significado en otros formas de mi obscura personalidad…. ¿Conservadora? ¿Reprimida? ¿Apretada? ¿Ultraderechista? ¿Fascista? ¿Intolerante? ¿Neurótica? Bueeeeeno… ¡No han visto los cajones de mi papá! Maldita genética. El orden me da Paz. Ese podría ser mi epitafio

así fue mi desayuno y luego me dio miedo ver
que todo en mi cocina está en los mismo tres colores.